Mindfulness como herramienta de gestión del malestar.

¿Qué es el mindfulness?

Las técnicas de atención plena, en la forma que se practican en Occidente, tienen su origen en la tradición de meditación budista, pero no hay nada inherentemente «budista» en ellas. La atención plena, de hecho, es el ingrediente fundamental de la mayoría de las técnicas de meditación, pero va mucho más allá del aspecto formal que consiste en sentarte en el suelo con los ojos cerrados. La atención plena implica estar presente, en este momento, sin distracciones.  Es exactamente lo opuesto a cómo vivimos la mayor parte del tiempo ya que solemos estar atrapados por pequeños (y grandes) pensamientos y sentimientos, criticando y juzgando a los demás y a nosotros mismos.

Ser consciente es darse cuenta. Es el primer paso para luego dar solución a problemas que surjan. Muchas veces se habla de la meditación como de una actividad para aislarse, pero no es así: es una búsqueda de acción, de la mejor acción decidida desde la calma.

Cuando estamos meditando, la mente se distrae de forma constante y, con amabilidad, cuando nos damos cuenta de esa distracción, volvemos a traer la atención al momento presente. Una y otra vez. Practicas y experimentas cómo es eso de llevar plena consciencia a lo que sucede, instante tras instante.

La observación sin juicio nos permite comprender cómo nos sentimos y qué pensamientos surgen en un momento dado. A partir de ahí, nada impide el cambio. Al contrario, puedes decidir tus siguientes acciones de forma más consciente y más objetiva (aunque siempre dentro de la subjetividad humana).

Beneficios

  • Ayuda a controlar el estrés y la ansiedad.
  • Facilita conciliar el sueño.
  • Mejora las funciones cognitivas como la memoria y la atención.
  • Su práctica regular ayuda a ser consciente de los sesgos cognitivos y también ayuda a desapegarnos de ellos y a darnos cuenta de que los podemos cambiar.
  • Transforma nuestra manera de vivir el presente y nos permite una visión más clara de las cosas.

Como incorporarlo en mi rutina cotidiana

  • En cada pequeña acción puedes incorporar esta atención plena, intenta regresar tus pensamientos a la acción concreta que estas realizando, evitando que tu mente divague en lo próximo que tienes que hacer, o en lo que no hiciste.
  • Cambia pequeñas rutinas como el camino que te lleva al trabajo o de regreso a casa, así tendrás que estar concentrado en el camino para no perderte y tu mente no se dispersará tanto.
  • Dedica unos minutos al inicio o final de día a realizar respiraciones conscientes o autochequeo corporal, también lo puedes hacer en los trayectos en el transporte público.
  • Céntrate en escuchar los sonidos exteriores y no tanto en tus propios pensamientos, pero si estos llegan no luches contra ellos, simplemente obsérvalos.
  • Intenta no juzgarte ni juzgar a los demás.

Algunos ejercicios que puedes practicar:

  • Respiración consciente: con los ojos cerrados, observa tu respiración sin juzgarla ni intentar cambiarla, nota como el aire entra y sale por tu nariz y como llena los pulmones. Permanece en este estado unos 5 minutos y después reflexiona sobre que has sentido.
  • Autochequeo corporal: con los ojos cerrados repasa mental y ordenadamente como sientes cada una de las partes de tu cuerpo, empieza por los pies y ve subiendo poco a poco hacia el resto del cuerpo, dedica unos minutos a observar la sensación de cada zona sin juzgarla ni intentar cambiarla, procura llevar una respiración tranquila y pausada, sin prisas. Dedica unos 15 o 20 minutos a este ejercicio.

 

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