Hablando se entiende la gente

Asertividad y habilidades comunicativas

La asertividad es una habilidad social que nos permite expresarnos en todo momento y con todas las personas de forma libre sin sentirnos culpables por ello. Como toda habilidad, la asertividad se puede entrenar.

Asertividad es poder expresar nuestros derechos, opiniones, deseos, necesidades y sentimientos de forma consciente, clara, honesta y sincera sin herir o perjudicar a los demás.

Cuando nos comunicamos de manera asertiva podemos defender nuestros derechos legítimos de forma adecuada y con ello mejorar nuestra autoconfianza y nuestra autoestima, generando así emociones de bienestar y satisfacción vital.

En nuestras vida tenemos un contacto social continuo y permanente por lo que un estilo de comunicación asertivo nos permite que estas relaciones sociales sean completamente satisfactorias, ya que facilita la comunicación gracias a la minimización de malas interpretaciones de nuestros mensajes por parte de los otros así como las malas interpretaciones que hacemos nosotros mismos de los mensajes de los otros y además, favorece las emociones propias y ajenas, haciendo que estas sean mucho más sanas.

Pero hay un elevado porcentaje de personas que no se atreven a expresarse asertivamente por temor a qué pensarán los demás, por temor a tener un conflicto no ser aprobados y amados, etc. Y esta falta de asertividad termina provocando malestar y sentimientos de baja autoestima.

¿Para qué te servirá ser asertivo?

Ser asertivo sirve para exponer a los demás cuáles son tus verdades deseos y necesidades, y para demostrar dignidad, autoconfianza y respeto por ti mismo.

Lo más interesante es que las peticiones que hagas desde la comunicación asertiva tendrán muchas más probabilidades de tener éxito ya que estarás pidiendo legítimamente que se respete tu punto de vista. Habitualmente te será útil para:

  • Dar tu opinión, hacer una petición o pedir un favor a alguien de forma natural y no como si le estuvieras pidiendo que te perdonase la vida.
  • Expresar tus emociones negativas (quejas, críticas, desacuerdos, etc) y rechazar peticiones sin que los demás se sientan heridos o molestos contigo.
  • Mostrar emociones positivas (alegría, orgullo, agrado, atracción) y hacer cumplidos sin parecer demasiado volátil emocionalmente.
  • Preguntar por qué y sentirte legitimado a cuestionar la autoridad o las tradiciones.
  • Iniciar, continuar, cambiar y terminar conversaciones de forma cómoda y sin la sensación de estar ninguneando o faltando al respeto a nadie.
  • Compartir tus sentimientos, emociones y experiencias con los demás y favorecer que ellos compartan las suyas contigo.
  • Resolver los problemas cotidianos antes de que aparezcan emociones negativas como la ira y el enfado y la situación se descontrole.

 

Algunas claves para ser más asertivo

A continuación encontrarás una recopilación de estrategias que han demostrado ser útiles para mejorar la comunicación asertiva.

Reemplaza tus pensamientos negativos:

  • Es clave que sustituyas los pensamientos negativos que te surgen cuando haces valer tus derechos. Evita pensar cosas como “Soy un mal amigo por no dejarle dinero a mi colega” y cámbialo por una visión más positiva y personal como “Merezco que me respeten y no puedo dejarle dinero a alguien que nunca me lo ha devuelto”. No puedes cambiar tus emociones, pero sí la forma en que las interpretas.

Comprende que la gente no puede leerte la mente:

  • Un gran y clásico error de la gente pasiva es suponer que la gente sabe qué está ocurriendo en tu interior.

Defiende «tu» verdad, no «la» verdad:

  • Hablar de forma asertiva no transforma tu mensaje en la única verdad, pero sí que lo transforma en tu verdad.

Recuerda tu objetivo pase lo que pase:

  • Para ser asertivo no debes exponer tan sólo las situaciones, también debes dejar muy claro lo que quieres. Cuanto más claro tengas lo que quieres, más probable será que lo consigas.
    En ese camino es importante tener presente cuando interaccionamos y llegamos a chocar con la otra persona, que el objetivo no es ganar la discusión, sino acercarnos a lo que queremos mediante el diálogo y la negociación.

Sé siempre lo más concreto que puedas:

  • Además de conocer cuál es tu objetivo real en esa situación, debes ser capaz de transmitir exacta y detalladamente lo que quieres y no una vaga idea general, o la situación probablemente se te escape de las manos. Imagínate que entras en un restaurante a pedir algo para comer. ¿Verdad que no pedirías sólo “un bocadillo”? En su lugar pedirías algo más específico, como un bocadillo mediano de jamón ibérico con pan con tomate. No tiene ninguna utilidad mantener una conversación en la que tan sólo quieras expresar tu enfado. ¿Qué pretendes conseguir realmente?
Haz referencia a los hechos y no a tus juicios:
  • Es muy importante que en general te acostumbres a hablar de hechos objetivos y concretos, y no de tus conclusiones.
Añade motivos a lo que pides:
  • Cuando pidas algo que realmente quieras conseguir explica también tus motivos. Así tu interlocutor verá que hay una razón real que sustenta tu petición, y que no es un capricho tuyo.
Habla desde «ti» y no desde «tú»:

Incluso cuando no sea tu intención, es habitual que en las conversaciones intensas las demás personas perciban que las estás culpando. Utilizar la palabra «Tú» en tus argumentos puede interpretarse fácilmente como una acusación y entonces, como mecanismo de auto-protección, la gente se cierra y se distancia. Hablar desde «Ti», te ayudará a expresar tus verdades sin hacer que la otra persona se sienta atacada o se ponga a la defensiva. En lugar de decir “Me has tratado muy mal estos últimos días” puedes decir “Me siento disgustado con la forma en que me has tratado últimamente”.

 

Aunque expresarse de forma asertiva, ayuda a afrontar algunas de las situaciones que encontramos más difíciles por la alta carga de conflictividad, no siempre funciona, ya que no es la panacea, pero en cualquier caso, facilita la interacción con las otras personas a la hora de expresarnos poniendo de manifiesto nuestro punto de vista, teniendo siempre en cuenta a la persona que tenemos delante, con sus emociones, pensamientos y objetivos.

 

 

 

 

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