Y vino un día más.

Y nacemos solos y morimos solos.

A veces el camino es duro

y se enfrenta un

o a la soledad,

al dolor de estómago.

Menos mal que hay amigos

que siempre acompañan,

esos que alegran la vida,

que la distraen, que la animan,

amigos que también tienen problemas,

que también tienen lo suyo,

pero nos juntamos y todo se hace más llevadero.

Amigos que se entristecen cuando estás mal,

que celebran el que estés bien,

amigos para compartir el tiempo, para llenarlo,

para llevarlo hacia delante.

Gracias a todos mis amigos,

que ahí están, que ahí me animan,

que ahí llenan mi tiempo,

gracias por mis amigos,

los que se preocupan y se ocupan de mí.

Conchita.